No se vosotros, pero me apasionan los suelos de madera en espiga. Espacios que suelen tratarse de una arquitectura clásica, de pisos céntricos, y de lugares en los que la esencia o la historia se traspasan por los elementos. Interiores en los que las piezas icónicas como un sofá chester tienen un espacio y arraigo único, y en el que en la mayoría de veces, se permiten las licencias antagónicas de mezclar estilos, colores y tendencias.
Hoy para descubrirlo, nos trasladamos hasta un piso parisino. Con ese glamour idílico en el que la modernidad se transmite arriesgando con un estampado o color.
Su distribución de techos altos y lámparas envidiables que de por si solas decoran y protagonizan el espacio, son pinceladas con el que su distribución y diseño lo hacen único.
Un lugar donde la cocina comedor se divide por los materiales, y en el que hasta un cuadro de color bastante arriesgado, se puede compaginar con una mesa de mármol de lo mas pulcra y delicada.
Yo sin duda, si buscara inspiración… no me lo perdería.